domingo, 1 de mayo de 2011

Homenaje a todas la sostenedoras de la vida, la cultura y la civilización

Comparto con vosotras un precioso texto, a mi me lo parece...
Hoy día de la madre... como reconocimiento a nuestras madres y a todas las mujeres
que sostuvieron y sontienen la vida...
Un sostener que en el "orden simbólico de la madre" es un bien, este si que de verdad
"UNIVERSAL", porque sirve para las mujeres y los hombres... porque tiene en cuenta
el DOS... las dos manifestaciones del ser humano.

En la preciosa Agenda de las mujeres 2011: [1]
Activistas por la Paz y un “PARA TODAS TODO”
debajo de un precioso dibujo de portada…
hoy encuentro este texto que comparto y dedico en el
Día de la madre a todas las mujeres que sostuvieron y sostienen la vida…

 “Ellas no querían la guerra, querían que las dejaran vivir en paz.
Esta es la pequeña historia de muchas mujeres que defendieron sus ideales en la retaguardia de una guerra. Mientras ellos hacían la muerte defendiendo la Republica en las trincheras, ellas cuidaban la vida defendiendo la Republica en la retaguardia, sosteniendo la vida de sus compañeros encarcelados o manteniendo vivas a sus criaturas sorteando la pobreza.
Esas mujeres montaña ocultando a los maquis en los más profundos bosques con su cuerpo. O escondiendo a los desertores que, como ellas, no querían matar ni morir. A quienes estaban en peligro de cárcel o muerte o a la buena gente que huía de un pueblo a otro (de un bando a otro) los escondían en sus propias casas. Y compartían con ellos el pan y la esperanza.
Por este trabajo haciendo paz en la retaguardia, muchas  mujeres republicanas abarrotaron las cárceles franquista y otras murieron fusiladas. Si alguien quisiera  saber  de ellas, ¿en qué archivos podría encontrar a estas heroínas cuando ya sabíamos de tantos héroes?
El 14 de abril de 1996 doscientas mujeres que habían defendido la Republica se reunieron en Madrid para recibir  un homenaje de las feministas de la Librería de Mujeres. Llegaron de todos los rincones de España, comunistas, anarquistas, socialistas, en ese momento desaparecieron filiaciones y partidos, estaban allí como mujeres que se habían entregado a una creencia que iba más allá de ideas o ideologías: defender la libertad y la vida. Y ese primer homenaje lo recibían de las mujeres feministas. Más de una de estas viejas y sabias mujeres no se lo podía creer, tras la cantidad de patrañas que habían contado sobre nosotras.
Este acto nos dejó un hermoso regalo: varias de estas mujeres comenzaron a frecuentar la librería para comentar con nosotras la vida. Cuando alguna aparecía por allí, se sentaba en la mesa camilla donde trabajamos e iba desgranando sus recuerdos, sus pensamientos, sus convicciones.
Fascinadas como criaturas escuchando un cuento, oímos las orgullosas historias de aquellos primeros meses de la guerra, cuando las mujeres tomaron las riendas porque sus hombres estaban en el frente, y organizaron el reparto del pan para que llegara a todas y todos y nadie acaparase. La toma de autobuses para que la ciudad no quedara paralizada. La reorganización de las escuelas en los barrios, la acogida de familias que llegaba huyendo de las masacres…
Y aquel tiempo de la cárcel, el frío y las torturas, el hambre o las risas repartiendo un huevo duro entre las siete compañeras de la celda. Pero también cómo aquellas maestras presas enseñaban a leer y escribir a las que no sabían, y éstas a coser o bordar a las mujeres más formadas.
Las lágrimas silenciosas de las mujeres encarceladas mientras cantaban la Joven Guardia, viendo partir a las trece jovencitas hacia su muerte. La crueldad de las monjas celadoras… La piedad de alguna de ellas. Lo importante de estar guapas y alegres para recibir la visita de la familia.
Y cuando hablaban, la Librería quedaba en silencio, las gentes que cruzaban la puerta se acercaban sigilosas a la mesa camilla y escuchaba. Y hablaban de la lucha de clase y de la lucha de las mujeres. Del amor a los que parecen menos y que son más. Creaban un ambiente mágico, creaban la maravilla con sus palabras, con sus miradas oscuras directa a los ojos que conmovían el corazón.
Acusadas tantas veces a lo largo de su vida con palabras que creían, siendo lo que no podían dejar de ser: rebeldes, pobres o rojas y que a ellas las hacían sentir orgullosas, más convencida cada día de que su lado era el lado justo. No era una queja, ellas nunca hablaron o se sintieron victimas.
Todavía, alguna noche de insomnio llena de miedo y desesperanza, oigo sus voces femeninas y cansadas por la edad cantar entusiasmadas el Himno de Riego. Oigo sus voces fuertes e intensas, y a la vez llenas de delicadeza, que llegan a mí desde lejos, llenas de conocimientos antiguos y nuevos, todavía empeñadas en pedir lo que puede parecer imposible: la paz y la justicia en el mundo. Y, reconfortada, renace en mí la esperanza.

                                 1325 mujeres tejiendo la paz,
                                        dirigido por Manuela Mesa Peinado
                                                de CEIPAZ. http://www.ceipaz.com/  


[1] Agenda de las Mujeres activistas por la Paz “para todas todo” 2011. De la Librería de Mujeres de Madrid, Ed horas y Horas www.libreriamujeres.com

1 comentario:

  1. Gracias Rosa, con tu permiso, lo comparto en mi muro de Facebook.
    Un gran aporte para un gran día. ¡Felicidades a todas las madres!

    Biquiños

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